Kaixo!
Hace un año que la vida, tal y cómo la entendíamos, cambió para dar paso a una época de incertidumbre en la que lo que entendíamos como cotidiano se vió alterado. Nos hemos visto obligados a adaptar nuestras costumbres por pura necesidad e instinto de supervivencia. Han sido cambios de hábitos tan fuertes, que nos ha tocado reflexionar en muchas ocasiones sobre nuestro modo de vida para así, poder adaptarnos.
Esto demuestra que el cambio es posible, pero parece que sólo cuando estamos en estado de emergencia, y no queda otra opción. No hay más que analizar los datos de emisiones de gases de efecto invernadero entre los meses de marzo y mayo de 2020: se redujeron de manera drástica. Conclusión: cuando nos vemos al borde del precipicio… actuamos.
Mucho se ha hablado estos meses de los aprendizajes que podemos obtener de esta situación tan complicada. Desde ReActívate+, cuando se cumple un año de la declaración del estado de emergencia y del posterior confinamiento domiciliario de la ciudadanía, os proponemos reflexionar para obtener aprendizajes positivos. Muchos son aplicables a conceptos relacionados con la sostenibilidad:
- Valorar las cosas inmateriales por encima de lo material. Estos meses de confinamiento, restricciones y distancia social han hecho que echemos en falta los abrazos por encima de otras muchas cosas. Echamos en falta a nuestra gente. Esto demuestra que los bienes materiales no siempre nos dan la felicidad y si, por el contrario, la cercanía de nuestras amistades y seres queridos.
- Capacidad para buscar alternativas. Estos meses complicados nos hemos visto en la necesidad de buscar alternativas, en muchos casos más sostenibles, para poder tomar un simple café. Cuando la hostelería se ha visto obligada a cerrar, y sólo se han podido consumir productos para llevar, se ha abierto una reflexión al respecto: cada vez es más habitual ver a gente tomando el café en termos reutilizables, utilizar envases compostables para transportar los alimentos…
- Ingenio. Esta situación también ha hecho necesaria la compra de productos hasta ahora no necesarios como, por ejemplo, la mascarilla. Esta nueva necesidad ha agudizado el ingenio de empresas y pequeños comercios que han visto una oportunidad de crear nuevas alternativas a las mascarillas de usar y tirar. Muchos de estos proyectos están sirviendo para financiar ideas solidarias.
- Valorar el comercio local y de proximidad. Confinamientos perimetrales y domiciliarios han hecho que aumente la conciencia de la importancia de consumir local y valorar el comercio de cercanía. Los comercios locales han sido quienes han demostrado estar al pie del cañón en los momentos más duros y quienes han tenido que mostrar una mayor resiliencia al cambio.
- Ser conscientes de la ausencia de fronteras y clases sociales. Ante una emergencia sanitaria de este tipo, las fronteras y clases sociales carecen de importancia. Esta enfermedad no hace diferencias y, por desgracia, nos afecta a todos/as aunque el impacto sea sin duda variable. Como siempre, son las personas más vulnerables las que más la sufren. De ahí surge también la necesidad de unirnos para hacer frente al problema y dejar de lado los intereses individuales.
- Vuelta a los orígenes. El confinamiento sacó a la luz las habilidades reposteras y panaderas de mucha gente. Se pudo apreciar que, aunque la sociedad actual nos lleve a vivir a gran velocidad, cuando el mundo nos obliga a parar, vemos con mayor nitidez el valor añadido de las cosas hechas en casa. Es ahí dónde podemos poner todo nuestro cariño.
- La solidaridad. En muchos casos las redes de personas que acercaban la compra a domicilios de familias vulnerables para evitar que estas salieran a la calle, surgieron de forma espontánea. Aunque a veces se difumine, la necesidad de ayudar es algo intrínseco a la cualidad humana.
Muchas fueron las voces que decían que esta situación tan dura y complicada nos haría mejores personas. Veremos si esto es así a largo plazo. ¿Y tú? ¿qué has aprendido en esta pandemia? ¿Valoras ahora cosas que antes no valorabas? Cuéntanoslo.
Mucho ánimo, ya queda menos.
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